El camaleón que finalmente no sabía de qué color ponerse.
Érase una vez un camaleón que un día de primavera por la mañana decidió ponerse en la rama más alta y observar el precioso paisaje.Pasó una hora y, de repente, el camaleón escuchó una voz familiar. ¡Era Bartolo, la serpiente! Bartolo saludó al camaleón y el camaleón se puso de color marrón. La serpiente no lo veía y se asustó pero, después de un rato, lo encontró.
- ¡Pero, bueno, Pepe! ¡Qué susto me has dado! No vuelvas a hacer eso, mejor quédate verde, así puedo verte-dijo Bartolo.
- Je, je , perdón Bartolo, es por mi naturaleza, no lo puedo evitar- contestó Pepe el camaleón. Se despidieron y un rato más tarde apareció el mosquito Perico y Pepe no lo vio.
- ¡Buhhh! -dijo Perico y el camaleón se asustó y se puso naranja. El mosquito cuando lo vio lo miró raro.
- Perico, ¡qué susto!-dijo el camaleón.
- Je, je, pero, Pepe, ¡qué feíto estás naranja!El camaleón se puso triste y se despidió de Perico. Un rato después que el camaleón pensara por qué era así se puso mucho más triste.
- No quiero ser un camaleón, ya no sé de qué color soy ni de qué color ponerme. Y así el camaleón se quedó sin saber de qué color ponerse.
Carlota Moreno Martínez (1ºESO A)
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